Cuentan que los reyes de Navarra qurían llevar los resto de San Millán al monasterio de Santa María La Real de Nájera, pero los bueyes al llegar al valle se pararon y no pudieron moverlos de allí. Así creyeron que era voluntad del Santo quedarse en el lugar y construyeron el monasterio de Yuso, primero románico y luego renacentista. Las arcas conservan los marfiles románicos originales, quizá no los valoraron los soldados de Napoleón que saquearon el monasterio. Después en el año 1835 con la desamortización de Mendizabal pasó a ser propiedad del estado y estuvo casi 40 años abandonado. Ahora pertenece a los Agustinos Recoletos.
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